miércoles, 12 de marzo de 2008

Espacio colectivo

Partimos sin mayores dilaciones del punto de zarpada. Debo reconocer que el Contramaestre P2 es rigurosamente eficiente, en un grado que roza lo perfecto. Por algo será que esta especie se ha desarrollado tan acertadamente en el planeta Saturno.
Su posicionamiento en todo momento en la exactitud de las coordenadas celestes, ascensión recta 09º27’35.24”y declinación -08º 39’ 31.0’’, hizo que atravesáramos la paralaje estelar en 53,29 pársecs, uno menos que mi cálculo previo, y en todo el ínterin, el velero se deslizó suavemente, como practicando esquí acuático entre nebulosas, binarias espectroscópicas, supernovas…
Me alegra que el Mecánico KK equivocara su augurio de una lenta deriva y se haya tenido que tragar su categoría sobresaliente. Si en algo acerté, fue en elegir el tipo de embarcación. En realidad, es lo único que me dejaron optar.
Para festejar un buen arribo a la zona estática de anclaje, dentro de la constelación de Hydra, decidimos alimentarnos todos en conjunto en el espacio colectivo, un área circular de aproximadamente un séptimo del BuKu, ubicada justo en el centro, en el nivel más bajo.
El ambiente es muy fresco y luminoso, hay todo tipo de dispositivos para el entretenimiento, estudio, comunicación e interacción. Tanto el color de los paneles, como de la superficie están decorados de viola riviniana igual que la flor, además de asumir su textura sedosa, emana su aroma, que se esparce por todo el recinto. La cúpula es una imitación de la Vía Láctea en movimiento. Depende como te sitúes, marea un poco. Una suave melodía cósmica infunde serenidad.
Habían preparados cinco puestos individuales con sus respectivos reclinatorios, cada uno contenía un platillo metálico, utensilios, un cáliz y una servilleta descartable. Hacía tanto tiempo que no comía alimento elaborado, que no sabía cómo iba a reaccionar ante lo que apareciera por detrás del panel de servicio.
Lo que surgió fue un ser mimetizado de pies a cabeza de color fucsia fosforescente, que enfilo directo hacia mí.
—Hola, ¡divina!, ¿qué tal?, me presento: tu cocinero de a bordo C50, además de instructor lúdico, ¡tú más ferviente admirador homosexual!

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