lunes, 7 de abril de 2008

Galaxia de Andrómeda


Me encierro en mi camarote, es inaudito que nos envíen a esa mancha nubosa amarillenta, sin considerar que se encuentre en el espacio diametralmente contrapuesto del cual estamos, además de ser una zona de suma inestabilidad. El mayor inconveniente es literalmente que el BuKu estalle en la zona de anclaje debido a la gran cantidad de materia oscura que opera en su núcleo.
Decididamente he perdido mi centro ZEN, no puedo auto controlarme, me siento absolutamente devastada y sometida a una constante lucha interna en pos de defenderme de un enemigo invisible, porque lo desconozco, pero sé que en algún lugar existe. Cierro la Bitácora y la guardo, como siempre, en el compartimiento inviolable. Si ha de explotar todo, primero quiero gratificarme físicamente.
Bien, F1 vamos al espacio colectivo.
La decoración ha cambiado nuevamente, los paneles son árboles de un frondoso bosque que desprenden aroma a resina, en el centro del recinto sólo se visualiza un único sofá de piel color madera de roble, iluminado por una tenue luminosidad ámbar. A lo lejos se oye el canto de los pájaros casi al amanecer en primavera.
— ¡Qué sorpresa!, Capi, ¿qué te puedo ofrecer?
—C50, ¿que hay para alimentarse?
—Tenemos un surtido de alimento neutro en sólidos y en líquidos siempre disponibles
—Me refiero al alimento elaborado.
— ¡Ah! A la usanza prístina. Debo consultar mi módulo, Capi, pero mientras tanto disfruta de este elixir burbujeante exquisito. Es muy meloso y refrescante, no te pases, que es muy embriagador. Enseguida regreso.
Sabe muy delicioso este preparado color turquesa, con burbujas plateadas que se desintegran sobre la nariz, produciendo un efecto festivo, aunque nada tenga que festejar en este momento.
Otra vez la misma pregunta: ¿porqué acepte comandar esta nave sin conocer a la tripulación?, ¿por qué?, ¿por qué?
Escucho unos pasos que descienden del nivel superior. Es el Mecánico KK.

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